lunes, 11 de febrero de 2008

Cómo alicatar suelos

Una de las tareas fundamentales en albañilería es el alicatado. Aunque es frecuente recurrir a los servicios de un profesional para poner azulejos en cocinas o cuartos de baño, los más osados pueden ahorrarse sus honorarios si se animan a ponerse ellos mismos manos a la obra. Para este trabajo necesitarás unas herramientas muy específicas y seguir los pasos detenidamente. Sin duda, se trata de un reto complicado, pero a la vez enriquecedor y gratificante para los amantes del bricolaje.

Herramientas necesarias

El cortador de baldosas.
Las tenazas 'Boca de loro'.
El nivel de burbujas y regla.
La plomada y cordel.
El mazo de goma.
La llana dentada y la paleta de albañil.
La llana de goma.
La amoladora.
Tubo de silicona y pistola aplicadora.
Las protecciones.
Preparación del suelo
Primero hemos de verter el mortero. El suelo debe ser una superficie lisa, seca, sin polvo y totalmente sólida. Empezaremos con una capa de escombros y grava (15 cm.), a continuación, echaremos el hormigón y, finalmente, una capa de mortero de unos 2 cm.

Las baldosas también las podemos colocar sobre un pavimento viejo (adaptando si es necesario la altura de las puertas). Empezaremos quitando la moqueta y las baldosas de linóleo o vinilo. Utilizaremos un producto con el disolvente apropiado para eliminar la cola vieja y rascaremos bien los restos hasta que quede totalmente limpio y liso.

La superficie ha de ser totalmente lisa y regular. Para alisarla, debemos eliminar las pequeñas diferencias de nivel tapando los agujeros y suprimiendo los filos con el martillo y el cincel. Para ello utilizaremos un mortero autoalisante, pero teniendo en cuenta que la altura del suelo nos incrementará 1 mm.

Por su parte, un suelo de parqué o entablado de madera es un perfecto soporte para alicatar sobre él. La única condición es que el mortero nivelante no lo podremos aplicar directamente ya que la adherencia de la madera es muy reducida y hay riesgos de deformación. Debemos empezar sacando los clavos que sobresalgan o hundiéndolos totalmente en la madera y tapando los agujeros. Procederemos a su limpieza y desengrase con tricloroetileno.

Si tiene humedad el suelo y queremos saber las causas, colocaremos una hoja de plástico encima del mismo. Si nos aparece vaho sobre el plástico quiere decir que hay condensación. Si, por el contrario, nos aparece en la parte inferior del plástico, quiere decir que el suelo no es totalmente impermeable y se producen subidas de humedad. En éste caso lo cubriremos con una hoja de polietileno.

Colocación de las baldosas
Por cuestiones estéticas, la fila de baldosas que vemos cuando abrimos la puerta debe estar entera. Para ello trazaremos el eje: una línea perpendicular a la pared de la puerta sobre la que colocaremos las baldosas. Dejaremos una anchura de juntas de 5 mm. para las baldosas de 10 x 10 cm, 7 mm. para las de 15 x 15 cm y hasta 20 mm. para las de 30 x 30 cm.

A partir de esta línea dibujaremos otra perpendicular. Si una de las paredes es paralela a esta línea, empezaremos desde el ángulo formado. En el caso que las paredes no sean paralelas, trazaremos un segundo eje en medio de la habitación y encima de una junta. Ésa será la línea por donde empezaremos. Si la estancia mide más de 12 m², preveeremos una junta de dilatación alrededor de la habitación de 5 mm.

Una vez vertido todo el mortero sobre la superficie a embaldosar, lo dejaremos lo más plano posible con la regla metálica y colocaremos las baldosas antes de que se seque. Un buen truco para que las baldosas queden fuertemente pegadas es esparcir un poco de cemento en polvo sobre el mortero cuando está húmedo, justo antes de poner las baldosas.

Otra opción es pegar las baldosas, pero sólo si el suelo está completamente plano. Procederemos extendiendo la cola con una espátula dentada e iremos pegando las baldosas por superficies de 1 m². Las colocaremos tomando las medidas de la misma manera anteriormente explicada.

El acabado
Es el momento de cortar las baldosas. En el caso que utilicemos piezas de terracota, las cortaremos con una amoladora en vez del cortador de baldosas. Marcaremos por donde cortar y las sujetaremos bien con un sargento al banco de trabajo. Utilizaremos un disco apropiado para este material.

Una vez el mortero o la cola estén totalmente secos, de 12 a 24 horas, pasaremos al rejuntado. Las juntas mantendrán las baldosas en su sitio y absorberán las posibles deformaciones de la superficie. Extenderemos la lechada tapajuntas sobre el suelo y la distribuiremos con la llana de goma.

Pasadas dos horas extenderemos un poco de serrín y frotaremos con un cepillo para acelerar el proceso de endurecimiento de las juntas. Para limpiar los restos de cemento que cubren las baldosas frotaremos con un trapo húmedo.

En entablados de madera, primero aplicaremos un revestimiento adherente impermeabilizante con un rodillo (número 1, en la imagen), al cual graparemos una malla de fibra de vidrio (2). Terminaremos con un revestimiento autoalisante (3). Ahora el suelo ya esta preparado para proceder de la forma antes descrita.

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