lunes, 11 de febrero de 2008

Cómo proteger la madera en los exteriores

Sin duda, entre el conjunto de los materiales que nos ofrece la naturaleza, ningún otro resulta tan práctico como la madera. ¿Qué resiste mejor el paso del tiempo que una madera tratada con productos protectores y que ofrece aislamiento térmico y acústico a la vez? Es difícil decirlo. Para conseguir que este material aguante el trasiego de la vida diaria y condiciones ambientales adversas no viene mal conocerlo mejor y saber cuáles son sus características y cualidades.

Los rayos (UV) del sol son un enemigo natural de la madera. Son los responsables de que ésta, si se encuentra al aire libre, pierda su aspecto natural y adquiera un tono grisáceo. Ello se debe a que el sol degrada un componente del material llamado "lignina". A partir de ahí, la lluvia elimina la lignina, agrietando la madera y abriendo paso a la acción de la humedad.

Por su parte, el agua y la humedad no atacan directamente a la madera, pero favorecen las condiciones para el desarrollo de los hongos y los insectos. Este material sólo acaba pudriéndose si está constantemente húmedo, por eso, cuando tenemos elementos de madera al aire libre, éstos necesitan una protección eficaz contra la humedad. Cuando llegan las lluvias otoñales nos encontramos con el momento propicio para protegerla.

Durabilidad natural
Cuando se habla de este término, nos referimos a la resistencia que presenta la madera de manera natural frente al ataque de insectos y hongos, así como fenómenos atmosféricos. La diferencia entre la durabilidad de unas maderas y otras, se debe al mayor o menor contenido de resinas, taninos, o aceites que impregnan sus tejidos internos.

Muy durables: iroko, teca, palo de hierro, guayacán, ukola.
Durables: caoba, roble, castaño, merenti rojo, cedro.
Medio durables: roble americano, pino, abeto.
No durables: balsa, chopo, ramín, abedul, arce.
Ya sabemos pues que, para los muebles de jardín y la carpintería exterior, nos decantaremos por las maderas tropicales.

Protectores de madera
Los productos que nos ofrece el mercado para la protección de la madera son aquellos que, aplicados en dosis y forma adecuada, cuidan este material contra uno o varios agentes destructores. De forma general enunciaremos sus propiedades ideales:

Poder ser aplicado sobre todo tipo de maderas.
Ser efectivo contra insectos y hongos xylófagos.
No debe ser perjudicial para el medio ambiente.
Debe ser compatible con la aplicación posterior de pinturas y barnices.
No afectará a las propiedades propias de la madera.
No dejará olores residuales.
Deberá mantener su acción protectora a largo plazo.
Por su eficacia contra los destructores de la madera los materiales pueden ser:

Fungicidas (protegen de la acción de los hongos),
insecticidas (insectos),
hidrófugos (humedad),
pigmentados (contienen pigmentos que protegen de la acción del sol).
El sistema de aplicación suele ser generalmente mediante brocha o pincel (aunque también se puede aplicar mediante, pulverización, inmersión, inyección y autoclave). El pincelado es el sistema más sencillo de impregnación ya que sólo necesitamos de una brocha o pincel.

Preparación previa
Para obtener un buen acabado decorativo, es importante preparar el material. Sobre maderas nuevas, se devastará la superficie con un papel de lija de grano grueso y, seguidamente, con una lija más fina, se eliminan las imperfecciones hasta conseguir un tacto suave y liso.

El lijado siempre se realizará en el sentido de la veta. Eliminaremos el polvo con un cepillo o con un trapo ligeramente humedecido. También conviene lijar suavemente entre manos de aplicación, para mejorar el acabado final y la adherencia entre capas.

Siempre es necesario eliminar las capas de barniz o pintura que hayan sido aplicadas anteriormente. La madera necesita respirar y protegerse, por lo que se hace necesaria la eliminación de las barreras que forman los barnices y pinturas.

Productos protectores
El protector para madera de exterior está compuesto esencialmente de aceites que se impregnan en la fibra de la madera, nutriéndola y dejando una transpiración natural. En los muebles de madera para jardín, utilizaremos aceite de teca.

Para los compuestos por ratán, banana o mimbre, al ser su material de construcción diferente a la madera, siempre deberán estar cubiertos en terrazas o porches, o no dejarlos a la intemperie, ya que el efecto de la lluvia y humedad sería fatal. Éstos sí se pueden barnizar al inicio de la primavera y del otoño.

No debemos aplicar nunca un protector sobre superficies barnizadas o pintadas, porque sería ineficaz y se evaporaría lentamente. Para eliminar las capas previas de barnices y pinturas, se pueden utilizar medios mecánicos (lijadoras, sopletes de aire caliente) o medios químicos (decapantes o quitapinturas, siguiendo las instrucciones del fabricante).

Ahora sólo queda lijar y limpiar, pincelando con el aceite protector (de teca para mueble de jardín, aceite protector para carpintería exterior), retocar defectos con pasta de madera, lijar suavemente y aplicar protector de acabado. Los mejores productos son indudablemente los que nos ofrecen las marcas de reconocido prestigio y que podemos encontrar en centros de bricolaje.

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