miércoles, 6 de febrero de 2008

Matar la carcoma

Si aparecen bajo un armario montículos de fino serrín, o apreciamos agujeros en las patas de una mesa, o por la noche suena un insistente crujido dentro de un ropero, tenemos un problema que exige inmediata intervención. Se llama carcoma.

¿Qué es exactamente la carcoma?
La carcoma que afecta a nuestras casas es un insecto de la familia de los escarabajos, cuya larva se alimenta exclusivamente de madera. Aparte el perjuicio estético en muebles, enseres y marcos, una infestación grave puede causar daños irreparables en la estructura de un edificio. A la carcoma no le gusta la madera muy vieja, por eso vemos tallas de hace siglos plagadas de agujeros, que sin embargo nunca más fueron atacadas.

Las larvas pueden permanecer años alimentándose en el interior de un mueble. Los adultos son alados, y las mariposas salen sobre todo en primavera, aunque también en verano y otoño, para desovar en los resquicios y fisuras de la madera que alcanzan volando. Por eso la carcoma se propaga en los objetos como un virus en los animales: una sola silla afectada acabará contaminando toda la casa, si no ponemos remedio.

Conoce sus tipos de actuación
Apenas hay árbol que podamos considerar a salvo de esta plaga. Hay dos tipos de actuación, según el tamaño de la pieza afectada. Si son vigas, o maderamen estructural de gran porte, es preferible recurrir a una empresa local experta en fumigaciones.

Los muebles y piezas manejables quedan dentro de nuestra jurisdicción. La cura es barata, pero conviene no demorarla. A la menor sospecha debemos iniciar el tratamiento. Básicamente consiste en aplicar insecticida a las larvas, que estarán preferiblemente en aquellas zonas más oscuras y recónditas del mueble. Con frecuencia, en una cómoda aparentemente sana veremos un panorama desolador si quitamos los cajones y exploramos el interior con una linterna.

Aprende a prevenirla y eleminarla
Contra lo que mucha gente piensa, barnizar el mueble no es una garantía plena: la mariposa sabe encontrar aquellos resquicios y fisuras libres de barniz. Hay productos específicos para combatir la carcoma. Los anticuarios, que utilizan insecticida en grandes cantidades, adquieren venenos en polvo en las droguerías y obtienen litros de producto a muy buen precio. Pero es desaconsejable que nosotros hagamos lo mismo, sobre todo si hay niños en casa: el líquido resultante parece agua, cuando es altamente tóxico. Son preferibles los botes de spray, con ellos no hay error posible.

Poniendo la cánula al spray rociaremos cada agujero, cada galería. Después meteremos el mueble en una bolsa grande de basura, o lo enfundaremos en un plástico de los que utilizan los pintores para proteger los suelos, y dentro pulverizaremos de nuevo. Lo dejaremos bien cerrado unas dos semanas, para que se envenene todo el aire del interior y las larvas perezcan con toda seguridad, por mucho que ahonden.

En los enseres pequeños, como las cajas de sobremesa, hay un método infalible: la congelación. Los congeladores domésticos suelen ser de tamaño reducido, pero el método es tan terminante que hay quien desarma los muebles para meterlos pieza a pieza en el congelador.

Terminada la cuarentena, sólo falta cerrar los agujeros con masilla y una espátula. Algunos restauradores gustan de conservar los estragos, como una pátina de autenticidad, y optan por dejar los agujeros vistos. Incluso saben imitarlos con una puntilla al rojo vivo. Pero eso ya lo contaremos en otro reportaje.

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