lunes, 11 de febrero de 2008

Una bandeja gratis

Cómo aprovechar un listón sobrante

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A veces tenemos delante la posibilidad de fabricar una excelente pieza, pero no sabemos verlo. Hay que aguzar la vista para detectar esas oportunidades, y si además sirven para aprovechar un material que lleva semanas arrumbado, miel sobre hojuelas.

En bricolaje nunca podemos hablar de elementos innecesarios, aunque se trate de sobrantes. Sólo hay que buscar una nueva utilidad y ponerse manos a la obra, porque reciclar elementos es una de las bricotareas más reconfortantes.

Si utilizamos nuestra imaginación obtendremos nuevos elementos muy útiles, y la satisfacción de saber que sólo hemos empleado materiales antiguos o desechados y sin gastar un solo euro.


PASO 1 Por ejemplo aquí nos topamos con un candidato: ese listón aparcado, que sobró de una mesa para las macetas de la terraza. ¿Qué podemos hacer con él?
De repente la visión conecta con algo aparentemente opuesto a un objeto alargado: ¡una bandeja! Bueno, ¿por qué no? La anchura va bien, y el listón es muy ligero… Hacemos los cálculos: mide 2,70 metros, y tiene 5 cm. de anchura. En dos dibujos tenemos el plano, y nos ponemos manos a la obra. A fin de ahorrarnos trabajos de corte posteriores, vamos a ser muy escrupulosos en las marcas. Para eso empleamos una de las herramientas imprescindibles en carpintería: la escuadra. ¿No tenemos banco de trabajo? Eso no es problema para un bricolega solvente, esta mesa de jardín una vez retirado el cristal sirve de maravilla. El bastidor de abajo permite apoyar el pie para que no se mueva al manejar el serrucho. Aquí vemos los seis listones resultantes. Al sujetarlos con los sargentos pusimos mártires de madera, para evitar las típicas marcas redondas. Les damos una rápida limpieza con una lija de taco, y ya los tenemos preparados para el montaje. Ahora presentamos los listones comprobando que los bordes casan perfectamente, para que las tablas queden unidas en toda su longitud, sin que haya ranuras que debiliten la pieza. Si hace falta, repasamos de nuevo con la lija. Hemos escogido un tinte al agua, que permitirá apreciar las vetas, los nudos y todos los rasgos que hacen tan entrañable la madera. Además el tinte dejará el poro abierto, de forma que luego podremos encolar perfectamente los listones. Después de dos manos en ese bonito color azul, dejamos secar las tablas al aire durante una hora. El tinte seca mucho más rápido que la pintura, y como vemos los detalles orgánicos de la madera son claramente apreciables. Una vez secos los listones, los encolamos en dos bloques de tres listones. Hemos escogido una cola para exteriores que resiste la humedad, así nuestra bandeja soportará el trasiego habitual de estos accesorios. Cuando la cola haya secado (seguiremos las instrucciones del fabricante), unimos las dos piezas anteriores en un solo "tablero". A falta de mordazas grandes, utilizamos las gomas para el equipaje del coche. Dos listones afirmados con sargentos aseguran que la bandeja quedará bien plana. Para terminar, hacemos las asas con la socorrida driza del 4, y las pasamos por sendos taladros del grosor adecuado. Por debajo encolamos dos listones pequeños: servirán de apoyo, y a la vez impedirán que la madera se combe. Y ya tenemos nuestra bonita y sencilla bandeja rústica, ¡a esto se le llama cocinar de sobras!

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