lunes, 11 de febrero de 2008

Una barandilla en la escalera

Un buen día por la calle algo nos llama la atención en una cuba de obra: es la baranda de una cama infantil que alguien ha desechado. De pronto caemos en la cuenta de que, una vez más, es sábado por la tarde… y ha pasado otra semana sin que hayamos puesto la dichosa baranda en la escalera. La ferretería está cerrada, y sólo nos queda Leroy Merlin.

Leroy Merlin, un sábado por la tarde. En el carnaval de Río hay menos gente. De modo que sin pensarlo más, agarramos la baranda y volvemos con ella a casa. Lo primero es la higiene y desinfección. Tratamos la barandilla a fondo con un paño bien empapado en alcohol; esto levanta la pintura por algunos sitios, pero no importa, porque pintaremos la barandilla al final, ya montada en su lugar, para ver mejor el color que conviene.

PASO 1 He aquí el motivo de necesitar una barandilla en la escalera. Su mayor afición es bajarse al sótano, ocupado por un taller de moda, y revolver todo lo que encuentra allí: cintas, bobinas de hilo, sombreros, flores de tela...

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